Las empresas persiguen alcanzar
alguna de estas ventajas competitivas a través de una organización determinada
de sus recursos y capacidades, que le permita poder generar y mantener en el
tiempo bien una ventaja en costes o bien algún tipo de ventaja en
diferenciación.
Este proceso implica para la
empresa una orientación global de sus decisiones y actuaciones presentes y
futuras, de modo que todas ellas se adopten de manera coordinada y en
coherencia con la ventaja que se pretende alcanzar. Así, la orientación a cada
una de estas ventajas que se han descrito se denomina 'estrategia competitiva'.
Pero la empresa ha de plantearse
al mismo tiempo a qué clientes trata de satisfacer. En este sentido, pueden
diferenciarse dos grandes alternativas. La primera consiste en operar en un
ámbito amplio del mercado, es decir, la empresa se orienta, en principio, a
todo tipo de clientes. Por el contrario, una segunda alternativa consiste en
seleccionar un segmento determinado de estos clientes, bien por su nivel de
renta, bien por su edad, por su localización geográfica o por cualquier otro
criterio distinto. Michael Porter propone la existencia de tres grandes
estrategias competitivas:
a) Liderazgo en costes.
b) Diferenciación
c) Enfoque
Liderazgo en costes: Esta
estrategia persigue el ser la única empresa capaz de conseguir una verdadera
ventaja en costes en el sector. Esta estrategia ha sido la empleada por
diversas compañías japonesas durante muchos años, como Toyota, Honda o Sony.
Diferenciación: Consiste en
perseguir una ventaja en diferenciación para todo el sector, mediante la
adición de atributos y servicios adicionales y diferenciales.
Por ejemplo, durante años, Volvo
se ha diferenciado mediante el atributo de seguridad, Leche Pascual mediante la
calidad o Swatch en el diseño.
Enfoque: Consiste en una
estrategia destinada a un segmento particular de clientes. El criterio
seleccionado para la segmentación puede ser muy variado.
Por ejemplo, Ágata Ruiz de la
Prada se dedica a productos de moda y perfumería generalmente femenina. Sin
embargo, su orientación es clara hacia un determinado tipo de mujer.
La estrategia de enfoque tiende a
orientarse a la obtención de ventajas en diferenciación y no en costes. Esto se
debe a que para alcanzar una verdadera ventaja en costes suele ser necesario
elaborar grandes volúmenes de productos y estandarizarlos al máximo. Esto es
difícil de asumir para una empresa cuyo fin es servir específicamente a un
determinado grupo de clientes, con unas necesidades particulares.
En general, se puede decir que la
obtención de ventajas en costes y en diferenciación es incompatible.
Sin embargo, determinadas
empresas han logrado simultáneamente ambos tipos de ventajas. Ejemplos de este
tipo de empresas lo constituyen El Corte Inglés o Coca Cola. Ambas empresas han
perseguido, desde su creación, una estrategia de diferenciación. El Corte
Inglés mediante la incorporación de servicios adicionales a su labor básica,
comprar y vender productos a consumidores finales. En el caso de Coca Cola, la
marca y el envase (representativos de la famosa fórmula) constituyen el
principal atributo diferenciador.
No obstante, es tan grande su
volumen de ventas que son capaces de operar con unos costes muy inferiores a
los de sus principales competidores. No obstante, hay que reconocer que la
posibilidad de alcanzar las dos ventajas está reservada a pocas y privilegiadas
empresas.
Eres retrasado, que no se ve una mierda.
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